Valor de desprendimiento
Por M. José Cicero
El valor del desprendimiento nos enseñará a poner el corazón en las personas, y no en las cosas materiales.
El valor del desprendimiento consiste en saber utilizar correctamente nuestros bienes y recursos evitando apegarse a ellos y, si es necesario, para ponerlos al servicio de los demás.
El desprendimiento como valor se origina al reconocer que todos tenemos necesidades y en algunos casos encontramos personas con carencias. En cualquier situación debemos superar nuestro egoísmo e indiferencia para colaborar en el bienestar de los demás, no importa si es mucho o poco lo que hacemos y aportamos, lo importante es tener la conciencia de ofrecer algo, de aportar. En la generosidad que requiere el desprendimiento no cabe el ofrecer algo que nos sobra.
El valor del desprendimiento tiene que ver con varios aspectos, entre ellos: la importancia que le damos a las cosas, el uso que hacemos de ellas y la intención que tenemos para ponerlas al servicio de los demás.
Puede parecer que este valor se enfoca únicamente a objetos, pero nuestros recursos van más allá de lo que se puede tocar, poseemos conocimientos, cualidades y habilidades que muchas veces nos cuesta trabajo poner a disposición de las personas, porque requiere prescindir de nuestro descanso, gustos, preferencias y comodidades para llevarse a efecto.
- Procura decir más veces “si” cuando te pidan algo prestado sin poner pretextos.
El valor del desprendimiento ayudará a nuestra sociedad al convertirnos en personas más altruistas y generosas, brindará un mejor ambiente en nuestras relaciones con amigos y familiares y nos convertirá en personas que tienen el corazón puesto en el lugar correcto.
Atentamente.
M. José Cicero
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martes, 7 de julio de 2009
sábado, 13 de junio de 2009
Valor de la templanza
Por: M. José Cicero
El valor de la templanza es de disciplina y voluntad, así se adquiere, si desde pequeños nos hacemos el hábito de elegir siempre el justo medio, será mas fácil.
Templanza en el comer, beber, placer y ejercicios físicos, ¿cuantas veces nos hemos quedado satisfechos con una comida nutritiva que sabemos que es buena para nuestra salud? y sin embargo quisieramos comer mas, es aquí donde viene el hábito del justo medio la Templanza y así sucesivamente en el beber, placer y ejercicios físicos.
Hagamos de nuestros niños unas personas prudentes. Con el pasar de los años serán felices porque supieron tener el hábito de la templanza.
Analicemos que importante es saber decir es suficiente, nuestra salud no se vera afectada y nuestro comportamiento será siempre cordial y afectuoso porque estaremos transmitiendo nuestra actitud justa hacia la vida. Solamente tenemos que estar atentos a todas las situaciones que se nos presenten, si llevamos una vida prudente seremos unas personas equilibradas justas, sabremos exactamente cual es la actitud que debemos tener con nuestros niños, jóvenes y con las personas mayores.
Tengamos el valor de decir: No, es suficientes, veremos muy pronto el resultado positivo en nuestra vida.
¡¡¡Vivamos el valor de la templanza!!!
Atentamente.
M. José Cicero
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El valor de la templanza es de disciplina y voluntad, así se adquiere, si desde pequeños nos hacemos el hábito de elegir siempre el justo medio, será mas fácil.
Templanza en el comer, beber, placer y ejercicios físicos, ¿cuantas veces nos hemos quedado satisfechos con una comida nutritiva que sabemos que es buena para nuestra salud? y sin embargo quisieramos comer mas, es aquí donde viene el hábito del justo medio la Templanza y así sucesivamente en el beber, placer y ejercicios físicos.
Hagamos de nuestros niños unas personas prudentes. Con el pasar de los años serán felices porque supieron tener el hábito de la templanza.
Analicemos que importante es saber decir es suficiente, nuestra salud no se vera afectada y nuestro comportamiento será siempre cordial y afectuoso porque estaremos transmitiendo nuestra actitud justa hacia la vida. Solamente tenemos que estar atentos a todas las situaciones que se nos presenten, si llevamos una vida prudente seremos unas personas equilibradas justas, sabremos exactamente cual es la actitud que debemos tener con nuestros niños, jóvenes y con las personas mayores.
Tengamos el valor de decir: No, es suficientes, veremos muy pronto el resultado positivo en nuestra vida.
¡¡¡Vivamos el valor de la templanza!!!
Atentamente.
M. José Cicero
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domingo, 24 de mayo de 2009
Valor de una mirada
Por: M. José Cicero
¿Hemos reflexionado alguna vez cómo miramos a nuestros semejantes?, con dulzura, compasión, amor, cariño, ternura… O simplemente la miramos. Pongamos mas atención a nuestras miradas, para las personas es muy importante descifrar que clase de personas somos, no por un descuido, dejemos una impresión equivocada de nuestra forma de ser.
Seamos siempre transparentes, honestos, fieles a lo que decimos o hacemos y automáticamente nuestra mirada será limpia, cordial y verdadera, no distorsionemos nuestra parte más noble y buena que es el reflejo de nuestro espíritu, conservemos esa mirada que desde un principio nuestro creador nos regalo.
¿Hemos contemplado alguna vez la mirada de un niño? Fijémonos bien y veremos en ella, una alegría infinita, una luz brillante, una sinceridad nata, que nos transporta amar todo lo que la misma naturaleza nos regala, hagamos de una conversación una fuente de sabiduría, mirando a la persona con amabilidad e interés.
También hemos contemplado las miradas tristes, decepcionadas, confundidas… Es el momento de contemplarlas con ternura y comprensión porque alguna vez nosotros sentimos esa tristeza… desilusión… confusión… ¿Hay alguna mirada que nos conforte y nos de la esperanza que necesitamos en ese momento? Seamos nosotros los primeros en mirarlos con esa dulzura e interés, para hacerlos sentir que nos preocupa y nos interesa, que estamos dispuestos a comprenderlo y a darle todo nuestro apoyo.
Pasemos por la vida dejando un camino mejor del que encontramos, así los que vienen detrás de nosotros tendrán menos dificultades, si cada uno de nosotros hacemos algo por mejorar nuestro paso por la tierra, llegaremos todos felices al encuentro de nuestro creador. Las ventanas del alma son los ojos.
Atentamente.
M. José Cicero
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¿Hemos reflexionado alguna vez cómo miramos a nuestros semejantes?, con dulzura, compasión, amor, cariño, ternura… O simplemente la miramos. Pongamos mas atención a nuestras miradas, para las personas es muy importante descifrar que clase de personas somos, no por un descuido, dejemos una impresión equivocada de nuestra forma de ser.
Seamos siempre transparentes, honestos, fieles a lo que decimos o hacemos y automáticamente nuestra mirada será limpia, cordial y verdadera, no distorsionemos nuestra parte más noble y buena que es el reflejo de nuestro espíritu, conservemos esa mirada que desde un principio nuestro creador nos regalo.
¿Hemos contemplado alguna vez la mirada de un niño? Fijémonos bien y veremos en ella, una alegría infinita, una luz brillante, una sinceridad nata, que nos transporta amar todo lo que la misma naturaleza nos regala, hagamos de una conversación una fuente de sabiduría, mirando a la persona con amabilidad e interés.
También hemos contemplado las miradas tristes, decepcionadas, confundidas… Es el momento de contemplarlas con ternura y comprensión porque alguna vez nosotros sentimos esa tristeza… desilusión… confusión… ¿Hay alguna mirada que nos conforte y nos de la esperanza que necesitamos en ese momento? Seamos nosotros los primeros en mirarlos con esa dulzura e interés, para hacerlos sentir que nos preocupa y nos interesa, que estamos dispuestos a comprenderlo y a darle todo nuestro apoyo.
Pasemos por la vida dejando un camino mejor del que encontramos, así los que vienen detrás de nosotros tendrán menos dificultades, si cada uno de nosotros hacemos algo por mejorar nuestro paso por la tierra, llegaremos todos felices al encuentro de nuestro creador. Las ventanas del alma son los ojos.
Atentamente.
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sábado, 21 de marzo de 2009
Valor del silencio
Por: M. José Cicero
¿Que quiere decir guardar silencio, nos hemos puesto a pensar realmente lo que es guardar silencio? Es difícil porque implica, no comunicar nuestros dolores y penas que llevamos dentro, sabemos que al decirlas sería hacer participes a los demás, ya ellos tienen sus propias penas y dolores.
Seamos valientes y tengamos la responsabilidad que nos corresponde, eso si con la cara levantada y una sonrisa en los labios, que la gente vea que siempre estamos listos para tener una charla agradable y positiva.
Guardar silencio es estar con uno mismo, es cuando surgen los pensamientos más nobles y profundos que llevamos en el corazón, inspirados por nuestro Creador, eso, es la espiritualidad, demos gracias por esos pensamientos nobles y buenos que nos ayudan a ser mejores personas cada día.
Sí podemos dar lo mejor de nosotros a nuestros semejantes, no dudemos, siempre es bueno escuchar a una persona que nos habla de cosas buenas y constructivas, ¡si nos escucha ya estamos ganando! Pero si no, no nos desilusionemos y volvamos ha ser lo mismo cuando tengamos la oportunidad.
¡Que alegría es conocer a una persona así, con el valor del silencio!
Atentamente.
M. José Cicero
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¿Que quiere decir guardar silencio, nos hemos puesto a pensar realmente lo que es guardar silencio? Es difícil porque implica, no comunicar nuestros dolores y penas que llevamos dentro, sabemos que al decirlas sería hacer participes a los demás, ya ellos tienen sus propias penas y dolores.
Seamos valientes y tengamos la responsabilidad que nos corresponde, eso si con la cara levantada y una sonrisa en los labios, que la gente vea que siempre estamos listos para tener una charla agradable y positiva.
Guardar silencio es estar con uno mismo, es cuando surgen los pensamientos más nobles y profundos que llevamos en el corazón, inspirados por nuestro Creador, eso, es la espiritualidad, demos gracias por esos pensamientos nobles y buenos que nos ayudan a ser mejores personas cada día.
Sí podemos dar lo mejor de nosotros a nuestros semejantes, no dudemos, siempre es bueno escuchar a una persona que nos habla de cosas buenas y constructivas, ¡si nos escucha ya estamos ganando! Pero si no, no nos desilusionemos y volvamos ha ser lo mismo cuando tengamos la oportunidad.
¡Que alegría es conocer a una persona así, con el valor del silencio!
Atentamente.
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miércoles, 4 de marzo de 2009
Valor de la palabra
M. José Cicero
Seamos concientes de nuestras palabras: primero.- razonar bien lo que vamos a decir, después.- pasar por los sentimientos del corazón. Si no es verdadero, bueno o necesario, ¿para que nos sirven las palabras?
¿Lo que vamos a decir?, Tiene algún sentido de conocimiento para cada uno que lo escucha. Estemos prontos a escuchar, así podremos decir una opinión razonable y con conocimiento, no hagamos del valor de la palabra algo muy simple porque no lo es, lleva nuestro mensaje para las personas que lo escuchan.
Cuantas veces asistimos a una conferencia: médica, profesional, pedagoga… ponemos mucha atención en todo lo que vamos a escuchar y quisiéramos que nos se nos pasara ni una sola palabra, así volveríamos a nuestras actividades felices de haber participado, gracias a la aportación de los especialistas en la materia, pudimos aclarar nuestras dudas.
El valor de la palabra es un medio para comunicarnos con las personas que nos rodean, en el ambiente laboral, profesional, familiar, social… cuantas veces sentimos en una conversación la calidez de la persona, sus conocimientos académicos, sus diferentes puntos de vista, aptitudes… y vemos que cada una, es digna de nuestro aprecio y admiración, pues en cada una de ellas vemos el reflejo de un Creador infinitamente bueno, que por ser sus hijos somos a su imagen y semejanza.
La palabra solamente la posee el hombre, por medio de ella se comunica a sus semejantes, es saber meditar y hablar con prudencia. “Yo te doy mi palabra. “ No tener palabra, es faltar fácilmente a sus promesas.
Seamos razonables y concientes de lo que decimos o aseguramos, tiene que ser verdadero, bueno y necesario para que nuestros semejantes se lleven lo mejor de nosotros, pues esa es la intención de conversar con autenticidad, credibilidad y generosidad.
Las palabras nos transmiten la información de la persona que las dice, y debemos escucharla con atención, y disponibilidad, para que toda persona que habla sea escuchada.
Atentamente.
M. José Cicero
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Seamos concientes de nuestras palabras: primero.- razonar bien lo que vamos a decir, después.- pasar por los sentimientos del corazón. Si no es verdadero, bueno o necesario, ¿para que nos sirven las palabras?
¿Lo que vamos a decir?, Tiene algún sentido de conocimiento para cada uno que lo escucha. Estemos prontos a escuchar, así podremos decir una opinión razonable y con conocimiento, no hagamos del valor de la palabra algo muy simple porque no lo es, lleva nuestro mensaje para las personas que lo escuchan.
Cuantas veces asistimos a una conferencia: médica, profesional, pedagoga… ponemos mucha atención en todo lo que vamos a escuchar y quisiéramos que nos se nos pasara ni una sola palabra, así volveríamos a nuestras actividades felices de haber participado, gracias a la aportación de los especialistas en la materia, pudimos aclarar nuestras dudas.
El valor de la palabra es un medio para comunicarnos con las personas que nos rodean, en el ambiente laboral, profesional, familiar, social… cuantas veces sentimos en una conversación la calidez de la persona, sus conocimientos académicos, sus diferentes puntos de vista, aptitudes… y vemos que cada una, es digna de nuestro aprecio y admiración, pues en cada una de ellas vemos el reflejo de un Creador infinitamente bueno, que por ser sus hijos somos a su imagen y semejanza.
La palabra solamente la posee el hombre, por medio de ella se comunica a sus semejantes, es saber meditar y hablar con prudencia. “Yo te doy mi palabra. “ No tener palabra, es faltar fácilmente a sus promesas.
Seamos razonables y concientes de lo que decimos o aseguramos, tiene que ser verdadero, bueno y necesario para que nuestros semejantes se lleven lo mejor de nosotros, pues esa es la intención de conversar con autenticidad, credibilidad y generosidad.
Las palabras nos transmiten la información de la persona que las dice, y debemos escucharla con atención, y disponibilidad, para que toda persona que habla sea escuchada.
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domingo, 1 de marzo de 2009
Valor de la esperanza
Por: M. José Cicero
Tener esperanza es tener alegría, no perdamos la alegría de vivir pues sin ella nunca podremos llegar a las metas que nos hayamos propuesto. Ese es el valor de la esperanza, hacer de nuestra vida un proyecto de actividades que tenemos pensado realizar, no importa cuanto tiempo nos lleve, pero sabemos que cada día que pasa es un día menos que nos falta para que se realice.
Esa es la misión del hombre, seguir siempre adelante proyectando cosas nuevas y enriqueciéndonos cada día con situación que se nos presenten, ¿Cuantas oportunidades tenemos al comenzar un nuevo día?. Dejar a los que nos siguen un mundo mejor y mas justo del que encontramos, sabemos que si dejamos esperanza en las futuras generaciones sabremos de antemano que serán mejores que las nuestras porque esperanza es vida.
Las personas que tienen esperanza, viven felices no temen a nada porque la esperanza las llena de tranquilidad y de paz, sabiendo que no tienen que preocuparse de nada, ni tener ningún temor por las situaciones adversas de la vida.
Seamos razonables y libres en el pensamiento, eso nos lleva indudablemente ha sentirnos seguros, felices, tranquilos dejando nuestras esperanzas en las manos de nuestro Creador. Seamos valientes y enfrentémonos a las vicisitudes con tranquilidad y coraje pues sabemos que teniendo esperanza todo eso podrá tener un buen fin.
Atentamente.
M. José Cicero
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Tener esperanza es tener alegría, no perdamos la alegría de vivir pues sin ella nunca podremos llegar a las metas que nos hayamos propuesto. Ese es el valor de la esperanza, hacer de nuestra vida un proyecto de actividades que tenemos pensado realizar, no importa cuanto tiempo nos lleve, pero sabemos que cada día que pasa es un día menos que nos falta para que se realice.
Esa es la misión del hombre, seguir siempre adelante proyectando cosas nuevas y enriqueciéndonos cada día con situación que se nos presenten, ¿Cuantas oportunidades tenemos al comenzar un nuevo día?. Dejar a los que nos siguen un mundo mejor y mas justo del que encontramos, sabemos que si dejamos esperanza en las futuras generaciones sabremos de antemano que serán mejores que las nuestras porque esperanza es vida.
Las personas que tienen esperanza, viven felices no temen a nada porque la esperanza las llena de tranquilidad y de paz, sabiendo que no tienen que preocuparse de nada, ni tener ningún temor por las situaciones adversas de la vida.
Seamos razonables y libres en el pensamiento, eso nos lleva indudablemente ha sentirnos seguros, felices, tranquilos dejando nuestras esperanzas en las manos de nuestro Creador. Seamos valientes y enfrentémonos a las vicisitudes con tranquilidad y coraje pues sabemos que teniendo esperanza todo eso podrá tener un buen fin.
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domingo, 11 de enero de 2009
No olvidemos los valores morales
Por: M. José Cicero
Es el momento de repasar nuestros valores morales al comienzo del año 2009. Hagamos el propósito de aplicarlos en nuestras relaciones familiares, laborales y sociales. Creceremos nosotros mismos y haremos felices a las personas que nos rodean, ellos se sentirán queridos, apreciados y su trato será más cordial y amistoso.
Cuantas veces oímos decir “con esa persona no se puede hablar y menos dialogar” ¿Qué sucede? Son los valores morales los que debemos recordar siempre, los buenos sentimientos se generan en el alma que también se educan. Seamos personas dóciles para aprenderlos y no olvidarnos y si practicarlos día a día.
Este año que comienza 2009, les deseo a todos una mejor relación familiar, laboral y social, seamos generosos en nuestro trato diario: cordiales respetuosos, leales, fieles, cariñosos, amables… no cuesta nada y ¡si nos enriquece!
Hagamos de nuestra vida un camino de congruencia y solidaridad, si hablamos de principio sostengamos lo que decimos, no queramos educar a los demás, primero es educarnos a nosotros mismos y la respuesta vendrá sola.
Atentamente.
M. José Cicero
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Es el momento de repasar nuestros valores morales al comienzo del año 2009. Hagamos el propósito de aplicarlos en nuestras relaciones familiares, laborales y sociales. Creceremos nosotros mismos y haremos felices a las personas que nos rodean, ellos se sentirán queridos, apreciados y su trato será más cordial y amistoso.
Cuantas veces oímos decir “con esa persona no se puede hablar y menos dialogar” ¿Qué sucede? Son los valores morales los que debemos recordar siempre, los buenos sentimientos se generan en el alma que también se educan. Seamos personas dóciles para aprenderlos y no olvidarnos y si practicarlos día a día.
Este año que comienza 2009, les deseo a todos una mejor relación familiar, laboral y social, seamos generosos en nuestro trato diario: cordiales respetuosos, leales, fieles, cariñosos, amables… no cuesta nada y ¡si nos enriquece!
Hagamos de nuestra vida un camino de congruencia y solidaridad, si hablamos de principio sostengamos lo que decimos, no queramos educar a los demás, primero es educarnos a nosotros mismos y la respuesta vendrá sola.
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