Por: M. José Cicero
El valor de la puntualidad se construye por el esfuerzo de estar a tiempo en el sitio adecuado. Con disciplina poco a poco se va formando un hábito en nosotros, veremos con alegría la facilidad que tenemos de ser puntuales en una cita: con el médico, en el trabajo, en compromisos sociales, familiares….
Tenemos que estar conscientes que cada persona, evento, reunión, cita o actividad es muy importante y nuestra presencia es la garantía que damos, así que debemos proponernos a ser puntuales siempre, es también ser educados y así obtendremos la confianza de los demás.
Cuando programamos un evento social, deportivo, cultural, tenemos siempre el cuidado de elegir a las personas que nos van acompañar, hacemos una lista, mandamos invitaciones o hablamos por teléfono para que se nos confirme si van a ir, entonces es cuando decimos Si o No, digámoslo sinceramente porque para la persona que nos espera es muy importante, cuando decimos Si es porque realmente ya estamos comprometimos.
El valor de la puntualidad es necesario para dotar una personalidad de carácter, orden y eficacia eso nos hace ser mejores en las actividades que desempeñemos, y así nos ganaremos la confianza de todos.
La puntualidad no es siempre hacer lo que preferimos o lo que nos gusta, por eso tenemos que estar conscientes. Al retrazar nuestra llegada, solo significa poco respeto a la persona a su tiempo y a sus actividades. Pensemos: ¿que actitud nos gustaría que nos hicieran a nosotros?
Seamos puntuales, hagámosle la vida a los demás más agradable, y eso nos convierte en ser dignos de confianza, vivir este valor en plenitud estamos en condiciones de realizar mejor nuestra convivencia familiar, profesional y social.
Atentamente.
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miércoles, 22 de octubre de 2008
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